La bestia que gritó en el corazón del mundo

Hace ya dos meses que te fuiste y parece que fue ayer.  Todavía no me creo que te hayas ido.  Pienso que estás por ahí, en tu casa, de vacaciones, en cualquier otro lugar.  Todavía me acuerdo de tu voz, de tu risa, de tus ojos, de tu saber estar y de tus ganas de vivir. De tus chistes, de la reina de los mares, de las veces que me pasaba de pequeña jugando a la consola a tu lado en el salón de casa, te quedabas dormido a mi lado, o cuando te ayudaba a cortar el jamón serrano en la cocina. Del ''achili pum, apum, apum, achili pum apum'' que cantábamos siempre.  ''-¡Ten cuidado! ¡Ve por la sombra!  -¿Por qué Lolo?  - Porque los bombones al Sol se derriten'' Me acuerdo de las navidades que pasábamos juntos. Las campanadas se hacían horribles porque las contabas a la vez que tragabas y nos hacías reír hasta atragantarnos.  Pero sobretodo, no me olvidaré nunca del buen abuelo, del buen padre y del buen marido que has sido. Para mí has sido más que el Lolo...

Esta noche es la mía. En el descontrol de la noche, tranquila y alocada a la vez, una no sabe como comportarse. Me dan ganas de comerme el mundo y por otro lado quiero estar disfrutando de una noche tranquila. No importa, porque no controlo mi locura. La música se adueña de mi alma y el ritmo está surcando cada vena de mi cuerpo. Pierdo el control. Cojo un puro. Quiero un Jack Daniels, nada de bebidas refinadas. Tú estás ahí, siempre que me invade este sentimiento, llegas tú, no quieres perdértelo. Bailar eróticamente sobre el colchón, como hacen ahora mis dedos al escribir estas palabras. Tú debajo. No podemos parar... Fuera llueve y sin que el ritmo deje de invadirme, me dirijo fuera donde el agua empapa mi pelo, mi cara, mi cuerpo. Me siento libre, me siento salvaje y voy a hacer que tú seas para mí. Noche de sexo duro donde las sábanas se enredan en nuestras piernas, donde los cristales se empañan de sudor, donde el placer se reproduce hasta en el aire. Quiero estar ...