Soy de las que aman los pequeños detalles, de las tontas románticas que dan aspecto de duras y se mueren con una mirada, con una sonrisa o una palabra bonita.
Soy de las que aún creen, pese a todo, en el amor de verdad, en encontrar a una persona que haga que sonría cada una de mis mañanas, de mis tardes y de mis noches.
Soy de las que sueñan despiertas, de las que pasean por el centro de la ciudad con música en los cascos, mirando los edificios como si no existiera nada más, como si la ciudad estuviese totalmente vacía…sólo yo, la inmensidad de la arquitectura y la música que todo lo llena.
Soy de las que no tienen miedo a enamorarse como una adolescente. De las que desean con toda su alma un beso por sorpresa, una sonrisa que diga millones de cosas, una mirada de más de un segundo que hable por sí sola.
Y de las que además de amar, desean…con todo lo que simboliza la palabra desear. Porque no hay amor sin pasión, y porque la pasión por todo lo que amo en esta vida es lo que me mantiene viva.
Y lo que más deseo, por encima de todo, es vivir. Vivirlo todo, como si fuera mi primer y último día, como si nunca más fuera a tenerlo, como si el mundo acabase mañana, disfrutando de cada momento y guardándolos todo en una cajita, bien cerrada, que sólo puedo abrir en algunos momentos, y con algunas personas.
Una cajita con un lazo de color morado que guarda todas las sonrisas de mi vida, que guardará las que están por venir y que siempre llevo encima, no vaya a ser que alguna se escape.
Ai-senshi
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