Calibrando el vaivén de tus pulsaciones. Cualquier ritmo musical puede decirte el estado en el que estás. Tierra firme, ¿qué dirán cuando ya no esté? Caracoles que gritan a la velocidad de una liebre con voz de dragón, demandan más verdor creado por las fuerzas de la naturaleza. Hombre destructor. El hombre que a cada paso derriba todo lo que ha construido con perseverancia. Ideales inexistentes en la sociedad tardía que no llega a ningún fin. Quizá sean los tiempos que corren, no que corren, sino que se estancan, que no pueden más, que los errores cometidos ahogan casi como si el petróleo se derramara en el mar más grande del mundo y acabara con todo animal marino. Así nos sentimos, ahogados ante tanta injusticia. Rugidos de los manifestantes que se convierten en gritos mudos para los representantes. Sin pena ni gloria. Ni crimen ni castigo. Impunidad ensordecedora a los cuatro costados, y aquí estoy yo ganándome la vida como una altruista, como decía Comte al...