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Mostrando entradas de agosto 28, 2010

Corazón de una bestia, como tú

 Me besó de nuevo, un beso delicioso y prolongado, era la primera vez que me daba cuenta de que un beso antes de hacer el amor podía ser tan delicioso, calmado, nada apresurado, capaz de aumentar aún más el deseo. Sus innumerables vellos finos y dorados parecían un sinfín de rayos disparados por el sol que se pegaban cariñosos y apasionados a mi cuerpo. Con la punta de la lengua impregnada de ron lamía mis pezones y poco a poco descendía... La sensación fría del licor y el calor de su lengua me hacían perder la razón, sentí los fluidos de mi vagina correr y luego me penetró, su órgano que atemorizaba por el tamaño me provocó un ligero dolor: —No —grité—, no sigas. Él sin la más mínima piedad no paró ni por un momento. El dolor no tardó en convertirse en profundo placer, abrí grandes mis ojos y lo miré con rechazo y deseo a la vez, su cuerpo blanco brillante a la luz del sol me excitaba, imaginé cómo se vería con un uniforme nazi, con botas y abrigo de piel. Cuánta bestia...