El amor, ese concepto utópico, aquel bello demonio, termina por arrastrar cansado sus alas para finalmente bajar la guardia. Es absurdo pensar que un ''para siempre'' pueda albergar algo de verdad en los labios enamorados de dos mortales. ¿Cómo prometer eternidad a quién exhala finitud...? Un imposible desafío, es el presagio de una extinción. Quizás me tomó más tiempo del socialmente necesario para comprender la inutilidad de esta empresa. Pero fue tan distinto ese amor, que creí ver algo de eternidad en ti. El amor, se vicia, termina siempre por desgastarse, es irrevocable. Es su destino. Y aunque vivir un cuento de hadas siempre es más fácil y reconfortante, no podemos obviar que el roce de las suelas contra el asfalto termina siempre por desgastar hasta los zapatos más prometedores. Perder la inocencia es la toma de conciencia de nuestra mortalidad y los abismos que ésta conlleva. Perder la inocencia... Supongo que aún recuerdo el momento en el que de i...